SUITE
2015
Óleo y mixta sobre lienzo – Oil and mixed media on canvas
270 x 325 cm
ES
Mimmo Paladino nació en Paduli, cerca de Benevento, Italia, en el año 1948. Junto con Francesco Clemente, Enzo Cucchi, Sandro Chia y Nicola di Maria, integra el grupo de la transvanguardia italiana que, bajo la influencia teórica de Achille Bonito Oliva, irrumpe en el panorama internacional como un retorno (visceral y aurático) al ejercicio de la pintura de tendencia posexpresionista, el cual dialoga con la pujanza de el neoexpresionismo alemán y norteamericano a inicios de la década de los ochenta.
Creador que desarrolla desde entonces una poética personalísima cargada de autorreferencialidades de mitologización, como búsquedas introspectivas de una profundidad que lo trasciende, posiblemente con ciertos dejes espiritualistas iniciados por el alemán Joseph Beuys o para revertirse en un contrapunteo individualista, subjetivista y no objetual, con el movimiento povera italiano. En este sentido, Paladino es, junto a Clemente, uno de los más místicos y «yoístas» de los pintores de la transvanguardia porque prefiere un rudimentario simbolismo primario, ancestral, casi ritualista, donde el signo de su autorretrato marca toda su obra como relato que se disuelve en signos universales.
Esta estrategia le ha dado un singular modo de inventarse una iconografía propia, donde sus siluetas pululan sonámbulas por las superficies pictóricas y donde su trazo rígido y crispante desvela su fascinación por los dibujos prehistóricos, la escritura cuneiforme o la «grafía primitiva» —como dijo Robert Farris Thompson—, pues en Mimmo lo antropológico y lo antiguo se dan la mano en una especie de conversación diáfana, tranquila, reverberante, temblorosa, sin contraste, en esa armonía caótica que es la memoria yuxtapuesta plano a plano sobre un sedimento húmedo que luego se solidifica como mapa del ser.
ENG
Mimmo Paladino was born in Paduli, near Benevento, Italy, in 1948. Together with Francesco Clemente, Enzo Cucchi, Sandro Chia and Nicola di Maria, he was a member of the Italian transavantgarde group influenced by the critic and theorist Achille Bonito Oliva which broke onto the international art scene with a (visceral, auratic) return to the exercise of painting in a post-expressionist mode, striking up affinities with the then rising star of German and US neo-expressionism in the early eighties.
Since then Paladino has forged a highly personal poetics imbued with mythologizing self-referentiality, grounded in profound introspective quests that transcend it, possibly with certain spiritualist shadings that dovetail with Joseph Beuys, or equip it with an individualist, subjectivist and non-objectual contention in contradistinction to the Italian arte povera movement. In this sense, Paladino is, together with Clemente, one of the most mystic and “self-centred” of the transavantgarde painters because he opts for a rudimentary primary, ancestral, quasi-ritualistic symbolism in which the sign of his self-portrait cuts across all his work inasmuch as a narrative that is dissolved in universal signs.
This strategy conferred him with a singular way of inventing his own iconography, in which his silhouettes hover ghostlike over the surface of the paintings and where his rigid and enervating brushwork signals his fascination with prehistoric drawings, cuneiform writing and “primitive graphics —as Robert Farris Thompson argued— because for Mimmo anthropology and antiquity go hand in hand in a kind of diaphanous, quiet, reverberant, tremulous and uncontested conversation with a chaotic harmony that is memory juxtaposed side by side over a humid sediment that later solidifies into a map of the being.